viernes, 1 de octubre de 2010

Y de repente desperté


Hoy estuve pensando qué tan lejos un sueño puede llevarte. Hace casi cinco años ingresé a AIESEC, la organización estudiantil más grande alrededor del mundo, y no tenía idea de lo que me esperaría en el futuro. Durante los siguientes años descubrí la razón por la cual me involucré. Hace casi dos años decidí aplicar a un intercambio en el extranjero; no imaginé lo difícil que sería, un año aplicando casi todos los días. No se exactamente a cuantos intercambios apliqué, pero seguramente más de 80. Eso significa más de 80 rechazos. Fue difícil? lo fue. Al final casi me doy por vencido, pero antes que ese día llegara revisé la página web de AIESEC y encontré este intercambio en Telekom, exactamente lo que había soñado encontrar durante un año completo, y me dije: Esta es la última aplicación que envío, que valga la pena. Hace un año fui aceptado para trabajar en una de las compañías de telecomunicaciones más grandes de Europa como investigador de mercados y hace ocho meses entré el edificio por primera vez.


Ahora veo hacia atrás y pienso de nuevo, todo esto sucedió gracias a un sueño. Hay muchas rutas que puedes tomar en tu vida, y cada camino puede llevarte a un lugar muy diferente que no podrías imaginar.


Hoy veo hacia atrás y me siento agradecido por haber tenido esta oportunidad. Me siento una persona diferente de la que fui tan sólo un año atrás, tres o cinco. Hoy puedo decir que he conocido gente de Estados Unidos, Mexico, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Peru, Brasil, Argentina, Chile, España, Portugal, Holanda, Alemania, Francia, Polonia, Italia, Bélgica, Grecia, Rumania, Bulgaria, Macedonia, India, República Checa, Kenya, Turquía, Rusia, Rumania, Finlandia, Noruega, Inglaterra, China, Japón, Pakistan, Tunisia, Serbia, Egipto… y de cada persona he tomado un poquito, que me han hecho la persona que soy hoy.


Durante estos meses -que considero los mejores de mi vida- muchas cosas sucedieron, algunas tristes, otras alegres y otras increíbles. viajé con buenos amigos a lugares asombrosos. Aquí fue la primera vez en donde realmente aprecié los días soleados, la primera vez haciendo un muñeco de nieve, la primera vez que puedo sentarme en un parque y leer un libro por horas, la primera vez que voy al supermercado y pienso "que se supone que debo comprar para sobrevivir una semana", a disfrutar BBQs rodeado de gente de todas partes del mundo y compartiendo diferentes tradiciones, la primera vez que manejo en una carretera europea o cosas simples como cocinar con amigos... solo ocho meses y miles de historias que contar...


Y de repente desperté y pensé: Qué viene después? y me dí cuenta que es tiempo de soñar de nuevo, soñar en grande y apuntar alto...


Continuará...

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